¿Somos los corredores capaces de dimensionar todo el trabajo que hay detrás de una carrera?, en la cual los organizadores no descansan hasta que el último individuo cruce la línea de meta.

Cuando nos inscribimos a una carrera, se supone que conocemos las bases de la misma, leemos el reglamento y aceptamos responsablemente todo lo que ahí se estipula. La verdad, es que dudo sea así, la gran mayoría leemos lo que nos interesa; altimetrías, distancias, ruta, y otros detalles de ese contexto. Después, aceptamos las condiciones sin tener la real conciencia de lo que esto significa. Lo anterior, es una gran irresponsabilidad porque a la hora de “los que hubo” es donde comenzarán los problemas.

Organizar una carrera de montaña no es tarea de amateur por más que amemos la montaña. Esto implica una gran responsabilidad, por ende, seriedad respecto al tema. El hacer  una ruta, no es sentarse frente al computador y marcar en Google Earth: Hay que salir a terreno y recorrer esos kilómetros, además de ello localizar puntos estratégicos de abastecimientos, posibles evacuaciones, y otros por menores. Una carrera de montaña requiere una logística de gran tamaño, y ni hablar en lugares de difícil acceso (considerar comparar la logística de carreras cerca de pueblos o ciudades v/s otras que están a kilómetros de ellas).

PAS Tesky, donde el frío y la lluvia obligaron a muchos a abandonar.

¿Somos los corredores capaces de dimensionar todo el trabajo que hay detrás de una carrera, en la cual los responsables no descansan hasta que el último individuo cruce la línea de meta?. Muchos pensarán que es lo justo, si detrás de esto hay un negocio. Pero seamos consecuentes, con todo lo que cuesta mover el deporte en nuestro país, no es que se haga uno millonario haciendo eventos deportivos.

No siempre la organización es la culpable de nuestro desempeño, en realidad casi nunca.

Me desvié un poco del tema. Creo que lo justo es concientizar al corredor. Así es,  al individuo que se inscribe libremente, ese que espera ansioso la preventa. Da igual su nivel, si está comenzando, si le dieron el dato, si cambió la calle por la montaña, es responsabilidad de cada uno informarse acerca de lo que enfrentará, y decidir si cuenta con las capacidades necesarias. Somos personas adultas con criterio formado y libre albedrío. Es necesario de vez en cuando hacernos una autocrítica. No siempre la organización es la culpable de nuestro desempeño, en realidad casi nunca.

Ultra Fiord 2017, 70k.

He participado en algunas carreras donde el director de carrera ha tenido que modificar parte de la ruta, debido a condiciones climáticas, (Ultra Fiord, Cochrane Trail Patagonia y Desafío Cumbres). Si bien la preparación requiere meses de anticipación, y parte de ello es estimar las condiciones del tiempo que estarán presentes en la fecha elegida, no hay certeza absoluta de lo que ocurrirá. Recuerdo aún que en mis comienzos como muchos novicios consideraban de absoluta responsabilidad de la organización que todo saliera a la perfección, en especial cuando viajamos largas distancias, y pagamos considerable dinero por la inscripción, el alojamiento y el transporte. Con el tiempo comprendí que detrás de ello, hay un gran equipo humano, que no duerme, y está pendiente de sol a sol de cada movimiento que requiere la logística.

Tomemos conciencia que la naturaleza, si bien es maravillosa, también es feroz, y que hay situaciones extremas donde da lo mismo si vas con tus zapatillas nuevas tope de línea, o quieres estrenar tu nueva mochila ultra-light. No todos somos superhéroes…

Cuando las condiciones del tiempo no son favorables para que un grupo de personas se sometan a circunstancias extremas a la cual no están preparadas, es deber de quienes organizan velar por su seguridad, y si esto implica tener que acortar la ruta o simplemente suspender el evento, como personas maduras y con criterio, debemos ser capaces de aceptar  estas decisiones… Tal cual como debemos ser responsables por nuestro equipamiento, vestimenta, alimentación e hidratación.

Para una salida por los senderos, material mínimo que llevo siempre.

Tomemos conciencia que la naturaleza, si bien es maravillosa, también es feroz, y que hay situaciones extremas donde da lo mismo si vas con tus zapatillas nuevas tope de línea, o quieres estrenar tu nueva mochila ultra-light. No todos somos superhéroes para enfrentarnos a condiciones donde posiblemente vamos a sufrir y saldremos ilesos con el pecho en alto. Si nos apasionan las carreras de montaña, y siempre queremos ir por más, debemos informarnos, ser responsables de nuestras capacidades y limitaciones, y no poner en riesgos a otros incluso por nuestra falta de seriedad: ¡Salgamos a disfrutar!.

Quienes me conocen saben que a veces soy majadera con temas de seguridad… Que hay que llevar la manta térmica, el mini botiquín, el silbato… Intentar llevar cosas pequeñas, que no abultan ni pesan, y que en situaciones complejas, nos pueden salvar la vida.

Nos vemos en los senderos…