Conversamos con Max Keith, uno de los creadores del primer desafío que Vert plantea a los corredores. El lugar, cerro El Carbón, es una de las seis cumbres del Parque Metropolitano, con 1.365 metros de altitud, 679 m. desnivel positivo y 3,4 km. de recorrido.

El evento se realizó el Día Sábado 23 de Mayo de 2019, en el centro de la rotonda La Pirámide, entre el colegio Saint George y salida del Parque Metropolitano. Ahí se instaló el abastecimiento y campamento base del evento.

El 12 Horas Carbón es un desafío, para todos los inscritos. Básicamente parte de la premisa de ¿Cuántas vueltas crees que podrías darle al cerro El Carbón en 12 Horas?. No es una carrera y tampoco estábamos buscando un ganador, si no que solo generar la instancia para que los que se atrevieran pudieran intentar hacer la mayor cantidad de vueltas posibles dentro de este tiempo. El reloj empezaba a correr a las 05:00 hrs. (sin esperar a nadie) y se detenía a las 17:00 hrs. Todos eran libres de dejar de hacer las vueltas cuando quisieran.

Las reglas básicas:

  1. La vuelta parte y termina en la rotonda de La Pirámide, haciendo cumbre del cerro Carbón, parándose arriba de la piedra grande.
  2. A las 12 horas cumplidas (17:00 hrs.) paraba el reloj y nadie más podía salir a dar otra vuelta, pero si había gente en el cerro, esta vuelta se contabiliza (por eso hubo gente que terminó en más de 12 horas).
  3. Había categoría duplas; las duplas funcionaban en modo relevo.
  4. Se podrá contar con ayuda motivacional de “pacers” (persona que te acompaña para marcar el paso) pero ojalá no “muling” que es cuando llevan cosas por ti.
  5. Honorabilidad ante todo: En el sentido de que todos debían ser honestos de completar o no una vuelta como correspondía y que lo más importante era pasarlo bien. (En la Cumbre no había registro de quienes pasaban por el lugar)

En el evento contaban con un puesto de abastecimiento bastante completo en el sector de la pirámide. Cada uno podía tomar lo que quisiera de ahí, además de mantener los bolsos/equipos de cada corredor con sus cosas ‘especiales’. Además de poder comer la gran variedad de alimentos que la organización tenía, era el lugar para tomar un aliento, reconfortarse y conversar con quienes los estaban apoyando (familiares y amigos). También era chequeada la cantidad de vueltas y, a su vez, tener un control de quienes estaban en ruta.

El espíritu del evento era generar comunidad con algo que no fuera una carrera formal pero que a su vez fuera desafiante para los que iban a participar. Cada vez se hace más importante hacer cosas más del tipo experiencia/desafío que pasarse el año compitiendo. Utilizamos la ruta de un cerro clásico de los que hay en Santiago, por lo tanto, no tenemos que irnos muy lejos para hacer algo épico.

No se sabe aún si se replicará los próximos años – Max nos dice – Difícil decir la verdad. Quizás sí, pero no podría asegurarlo. Hay hartas cosas locas que se puedan hacer. Lo que sí está muy claro es que se cumplieron con creces las expectativas tanto de la organización como participantes. Todos los involucrados en llevarlo a cabo quedaron más que felices y hasta ahora la organización sólo ha recibido buenos comentarios.

Fotografias:

Karina Ramírez. @Contrazaka
Loreto Pérez. @Loreviajera