“Soy de las que disfruta correr con hombres, no porque me guste precisamente estar rodeada de masculinidad, más bien por la exigencia que esto implica. Me gusta ir al límite compitiendo codo a codo con ellos, aunque claro está que físicamente son superiores en la mayoría de los casos”.

De igual forma doy la pelea, sintiéndome parte de la manada. No es fácil entrar en este “selecto grupo”. Por lo general buscan excusas para evadir la responsabilidad, tener que esperar al más débil, que no en todos los casos somos las mujeres. Una vez que somos dignas, y capaces de mantener el ritmo brutal, que a veces ni ellos mismos aguantan, comienzan a invitarte más seguido. Podría decir que esto me hace sentir especial, pero no, la verdad es que mi único interés es mejorar, y si es a su lado, bienvenida la acogida. Los hombres entrenan, no conversan, son brutos y su único objetivo es dar la vida, como si fuese el último entrenamiento.

Morro Las Papas

 

El nivel femenino está cada vez mejor. Más fuertes, preparadas y por sobre todo motivadas. Pero exigirnos entre nosotras no es fácil, y los motivos son varios. Si bien llevamos la competencia en la sangre, muchas veces nos distrae una simple conversa, ponernos al día con las “copuchas” más recientes o simples temas banales. Nos gusta hablar… Nos exigimos, pero no tanto. Preferimos esperar al grupito y sentirnos parte de un todo. Soy aquella que se arranca un poco del grupo, y esto muchas veces acapara ciertas miradas condenatoria.

 

 

Cerro Carpa

 

 

He optado por diferentes tipos de “salidas”. Generalmente entreno sola, pero también me gusta hacerlo acompañada. Entrenar con mujeres de nivel similar, es muy bueno porque nos exigimos mutuamente. Otras veces sólo salimos al cerro sin afán de competir ni entrenar algo específico, más bien para disfrutar y pasar el mayor tiempo posible, hay tiempo para todo. También comparto con mis amigas, aquellos entrenamientos que no son de mi total agrado como ” los planos”, pero que con buena compañía pasan a ser aceptables.

En cuanto a salidas con hombres, las tomo más en serio. Y que no se mal entienda, me refiero a mejorar el rendimiento. La cabeza lo es todo, sólo saber que no puedes aflojar, porque sería una gran derrota del ego, sacas energías que no sabías que existían. Y ese juego de “corre que te pillo”… claro que disfruto correteando al macho que a puro corazón arranca literalmente de la fémina que viene como cual fiera que persigue a su presa. Y es que la sociedad nos impuso desde que nacimos a estar por debajo. Pues bien señoras y señores, hay juegos en que podemos llevar la delantera. No es casualidad ver como con sutileza los machos nos adelantan como si la naturaleza así lo dispusiera, pero el caos se desata si en ese preciso instante la fémina da la pelea, dejando atrás el sutil esfuerzo por demostrar superioridad.