La Patagonia fue descrita por los primeros exploradores como inhóspita, con sus frías tierras, eternamente golpeadas por las lluvias, cubierta de espesa vegetación y azotada por los vientos. ¿Quién podría habitar un lugar así? Pueblos nómadas se asentaron en la zona. Indios de canoa (Alacalufes y Yaganes) y cazadores de tierra firme (Onas y Tehuelches). Ante tales condiciones climáticas, no era posible el desarrollo de una civilización. Sus costumbres (recolección y caza) evidencian lo difícil que era mantenerse de pie día a día en el extremo del mundo.
Me cuesta imaginar lo que sería hoy enfrentar las condiciones climáticas de esa época. Lo más probable, es que las ciudades y pueblos no serían lo que conocemos en la actualidad. De igual forma, la meteorología en la zona es feroz, cambiante e inestable. Quienes habitan la zona, están acostumbrados y gozan de las comodidades y la tecnología, además de la prudencia y seguridad de lo que se puede predecir eventos que son fuera de lo normal.
Concluyendo que realizar actividades outdoor en la zona es todo un desafío. Adentrarse a lugares poco habitados, o bien donde largos kilómetros dividen las estancias y con ello, presencia humana, podría ser una aventura o bien desventura. Amantes del trekking, escalada y expediciones recorren cada año parques nacionales, con instalaciones, señalizaciones y normativas de la administración. Disfrutando así, de manera más segura, la belleza inigualable de los paisajes y del ambiente patagónico.
Pero hay quienes empujan desafíos mayores, asumiendo enfrentar todo lo que significa estar en la palestra. Así es como un grupo humano, pasa meses organizando lo que para muchos será la aventura de su vida. Hablo de Ultra Fiord, carrera de montaña, con una variedad de categorías, donde la diversidad es parte de la integración a quienes quieren experimentar y desafiar su cuerpo y sentidos en el extremo austral de la tierra australis.
Entre Nubes y Lagos.
Comienza la semana de Ultra Fiord 2019. Lunes 1 de Abril, de madrugada me reúno con el grupo de voluntarios de la organización, quienes tras corroborar que las estacas de marcaje estuviesen en su lugar y remarcar si era necesario, portaban hidratación y snacks para los corredores. Se adelanta el fotógrafo, mientras esperamos el pase del hotel para armar la partida de los corredores. Una vez todo instalado, comenzamos el ascenso por la ruta del Kilómetro Vertical. Las nubes nos acompañan sigilosas, la temperatura indica que pronto las gotas caerán, pero el espectáculo es alentador, se puede ver a nuestro alrededor los inmensos lagos descansando a los pies de estos macizos. Tras la primera trepada, nos metemos a un frondoso bosque, con un sendero muy bien pisado, imposible de perder la huella. Pronto comienza un tortuoso zig zag dando el toque de ferocidad al KMV. En la cima de la ruta, las Torres del Paine se dejan ver a ratos, mientras el viento y las nubes juegan al “corre que te pillo”.
Nos instalamos, todos en sus lugares, listos para la llegada de los primeros corredores que a toda máquina nos pisan los talones. ¡Ahí viene el primero! – Philipp Reiter-. Flash… gritos de aliento y aplausos, que seguro no se oyen por el viento. Foto, medalla e hidratación. Todo rápido, ya que los corredores, vienen muy ligeros y la chaqueta corta-vientos no es capaz de mantener una temperatura adecuada en este punto de la ruta. Van llegando muy pegados los siguientes corredores hasta el quinto lugar. Fotos grupales, movimientos corporales para termo regular el cuerpo y para abajo.
La sensación térmica disminuye, siguen llegando los participantes, y me cuesta cada vez más sacar mis manos para capturar cada momento. Bajo unos metros, busco refugio del viento y encuentro una vista perfecta. Instalada, puedo maravillarme con los colores y perspectiva que solo en la Patagonia puedes experimentar. Continúan subiendo avezados corredores, exhaustos, pero en cada cara que veo, hay satisfacción. La última corredora es una mujer de Paraguay, se llama Fátima Bellucci. Todos celebramos en la meta. Bajamos cerrando el circuito, satisfecho de la labor de cada uno; Un éxito total. Nos acompañaron las piernas, las condiciones climáticas y todos los corredores finalizaron sanos y salvos.
Es increíble el despliegue humano que hay detrás de una actividad como ésta, aun cuando eran pocos kilómetros, solo un punto de abastecimiento, carrera en ruta de ida solamente, con retorno por el mismo circuito, y una cantidad pequeña de participantes en relación a otras distancias.
La decisión.
El día Martes 2 de Abril, sería un intermedio de descanso, estaba programada la charla técnica para las categorías de 35 K – 50 K. Se informa de un cambio de ruta debido a las condiciones climáticas, y como la seguridad siempre está en juego en la Patagonia, aunque algunos “pataleen”, se les olvida que en las bases que firmaron para la compra del ticket aceptaron posibles situaciones, donde se pueden modificar distancias, cambiar rutas e incluso suspender la carrera. Sé cómo se sienten algunos; frustración y molestia hacia la organización. También lo he vivido, pero como corredores debemos ser lo suficientemente responsables, y comprender que en este tipo de eventos hay mucho en juego, especialmente vidas humanas. Agitados los ánimos, los corredores se dirigen a sus aposentos a descansar, ya que partirían de madrugada rumbo a la largada de sus respectivas distancias.
En la madrugada del día Miércoles 3 de Abril, las condiciones meteorológicas no eran alentadoras, de hecho empeoraron, y tras innumerables cambios de planes de parte de la organización pujando por hacer posible el evento y habiendo recabado toda la información pertinente, el director de carrera, decide suspender los dos eventos programados de las categorías 35 K – 50 K.
La desilusión se plasmó en cada rostro. La incertidumbre se hizo mayor en quienes participarían en las categorías los próximos días. Más tarde, un comunicado de la organización, esperanza a quienes creían que la oportunidad de recorrer los senderos de la Patagonia habían sido truncados por las condiciones climáticas de la zona. La organización, opta por realizar en una zona segura, una única carrera con un circuito de 35k, donde podían participar todos los corredores inscritos en las diferentes categorías. Suspendiendo así, los eventos programados para los próximos días de 70 K – 100 K y 100 Millas, por el mismo motivo previamente expuesto; seguridad ante las condiciones climáticas.
Según las predicciones meteorológicas el día jueves 4 de Abril, presentaba una ventana aceptable para realizar este trazado alternativo, pero no así el día viernes, que sería el día más hostil de la semana, donde las distancias mayores serían las más afectadas, bajo las inclemencias de Patagonia austral en su forma más oscura… Es que no basta con tener el mejor equipo, el más técnico y sofisticado, ni creer o tener las capacidades físicas para enfrentar en condiciones adversas. Las condiciones climáticas extremas de Patagonia pueden ser mortales, no solo por la sensación térmica y tempestad que pueda azotar, si no lo difícil que es el acceso a ciertas zonas, la visibilidad, y peor aún, el monitoreo de quienes están en la ruta. Quienes han experimentado estas condiciones, pueden comprender la magnitud de peligros que uno enfrenta. Para quienes no lo han experimentado es complejo vislumbrar tal escenario.
La oportunidad.
Quienes aceptaron ser parte de la nueva ruta alternativa que la organización ofreció a los participantes de Ultra fiord 2019, el día Jueves 4 de Abril, los esperaba con los brazos abiertos nubes poco amenazantes y un poco de viento. Ambiente alegre y entusiasmo había entre los corredores que se agrupaban encajonando ante el portal rústico ícono de Ultra Fiord. La temperatura era bastante agradable, y el calor humano se sentía tras irradiar con frenesí evidente antes de la largada. Partimos con ganas suficientes para disfrutar de esta aventura.
A ratos llegaban ligeros chubascos y ráfagas de viento, que se asomaban en el instante preciso para dar un respiro. Lo increíble de la naturaleza es que, aunque enfrentemos condiciones adversas, nos regala pequeños detalles que para algunos puede ser solo un efecto óptico y meteorológico, pero para otros no nos deja de maravillar, un simple arcoiris, de esos que te cuentan cuando eres niño, el de cuentos de duendes y unicornios. Tras una verde vegetación, aparece ante nuestros ojos agua por doquier, infinidad de lagos, pequeñas cascadas y cruces de ríos en el momento preciso en que la temperatura corporal aumentaba por la intensidad del ritmo que se podía llevar en la ruta.
Los últimos kilómetros tras el segundo puesto de control y abastecimiento fueron extenuantes, constaban de una subida larga e inquebrantable con toboganes interminables que daban cuenta de alcanzar una y otra vez el punto más alto, para luego descender directo al Hotel Río Serrano, donde el arco de meta nos esperaba. Después vino la premiación, las risas y la alegría que rondaban al término de una jornada fructífera, segura y sin consecuencias negativas.
A mi parecer, la decisión de suspender el resto de las distancias fue la más acertada, a pesar de que hayan corredores que no están de acuerdo, que no comprendan la fina línea que hay entre la vida y la muerte, la responsabilidad que hay tanto en la organización como en ellos mismos, que al haber leído y aceptado el reglamento de la carrera, crean tener superpoderes para enfrentar las inclemencias de la naturaleza. Hoy las condiciones climáticas de Patagonia permiten el asentamiento de una civilización en algunas zonas, no así los primeros habitantes, quienes sobreviven en precarias condiciones, no para llegar a una meta, no para alimentar el espíritu, ni menos para vanagloriarse, ellos lo hacían solo para vivir, cazar y recolectar para obtener el alimento y abrigo. Nosotros lo hacemos por diversión, superación, pasión o como quiera cada uno definirlo. Seamos conscientes y capaces de reconocer hasta dónde llega nuestra sed por poner al límite nuestras capacidades, seamos responsables por nosotros mismos, sin culpar ni dejar caer todo el peso a los demás.
Corredora de montaña, esquiadora de Randonée y ciclista de ruta. Loreto es madrugadora y clara con sus objetivos. Deportista Buff Chile. Estudió Gastronomía y Preparador Físico.