Luis Ovalle, corredor innato de trail running, segundo lugar en el Endurance Challenge 2019 de los 80 K, nos relata cómo fue su ascenso al estilo más rápido posible del Ojos del Salado. ¡Disfruten!

¿Qué diferencia a un montañista de un trail runner? Quizá sea la indumentaria, quizá sea la velocidad, quizá sean los objetivos. Quizás no existan diferencias, ya que en común tienen el deseo, la pasión y el amor por la montaña, unos más rápidos, otros más lentos… Al final persiguiendo el mismo objetivo… La cumbre.

Para un corredor de trail running no es fácil sumergirse en la alta montaña. Se requiere de indumentaria técnica, aclimatación, duros días de porteo, adaptación al ambiente, y por supuesto un presupuesto a veces un poco alto, para no morir en el intento.

Nunca imaginé que subiría al volcán más alto del mundo y la cumbre más alta de Chile.

Llegó la invitación del Club Leones de Montaña, la cual acepté sin titubear. No sabía nada de alta montaña… Fue éxtasis saber que intentaría subir a los 6893 msnm. No imaginaba como sería,  pero sabía que de alguna manera lo podría lograr.

A un mes de la salida todo fue caos para mí. No tenía conocimiento de la indumentaria a utilizar, pero el grupo con el que iría estaba muy bien organizado, y tenían una lista con la indumentaria obligatoria para hacer el intento.

Gracias a la tienda Volkanica Outdoors pude satisfacer mis requerimientos de botas, mitones, piolet y primeras capas, por otro lado tuve que pedir prestado chaqueta de plumas y pantalón térmico, la tienda por otro lado me dio indumentaria Dynafit que me protegería de las bajas temperaturas. Lista la indumentaria llega el día de partir, con muchas emociones de alegría y temor al saber que estaría en las altas cumbres durante 8 días, desconectado de la civilización.

Partimos de Copiapó conociendo lugares hermosos en el recorrido, dormimos la primera noche a los 3400 msnm. (días anteriores había realizado cumbre en el cerro El Plomo con mucha velocidad).  De allí partimos a Laguna Verde ubicado a los 4300 msnm. Aquí sería nuestro BC (campamento base), para lo que se venía. Al tercer día,  partimos a hacer cumbre con mi cordada del volcán Hermitaño 6120 msnm; 20 km desde el BC a cumbre. 2 días de interminables acarreos con vientos intensos, además de mucho peso en las mochilas, pero siempre con buen ánimo y alentando a mi cordada, Álvaro Zerene. Realizamos cumbre y se vuelve al BC Laguna Verde, donde nos reciben con una cena y lindos mensajes de aliento que te llenan el alma y te motivan a seguir. Llega el día (5) de partir al campamento base de Atacama a los 5200 msnm que sería testigo de los intentos propios y los del grupo: El equipo decide hacer la cumbre desde el campamento base en tejos (5800 msnm), por lo que el día 6, se portea agua, crampones e indumentaria para que ellos puedan ir a la cumbre desde este BC. En mi mente siempre estuvo hacer la cumbre desde el CB en Atacama, ya que a los 5800 descansar bien requiere de muchos días de aclimatación. Por lo tanto este día, fue de ayudar al grupo a trasladar todo lo necesario para su empresa del día sábado. Si bien manejábamos un reporte meteorológico, todo era incertidumbre; viernes perfecto para atacar, sábado nublado y posibilidades de tormenta.

El jueves (día 6) después del porteo de agua e indumentaria del grupo, realizamos la cena, y le comunico al grupo que dados los reportes y las condiciones meteorológicas para el día viernes, tomaba la decisión de intentar la cumbre este día en solitario, ya que al estar entrenado sabía que mi cuerpo estaría recuperado para la misión final. Mi grupo me otorgó su completo apoyo y me animó a ir por la gesta.

Noche fría, en los que los sentimientos y sensaciones se encuentran, dormí de manera formidable. 4:20 A.M estaba en pie de guerra, usé desde el campamento base a cumbre toda la indumentaria que tenía disponible; 2 primeras capas, 1 corta-vientos, 1 chaqueta impermeable, 1 chaqueta de plumas de baja densidad, y otra de más densidad, botas de alta montaña, 2 calcetas térmicas, 2 primeras capas en la parte inferior y un pantalón térmico, mi mochila cargada con 3 litros de agua y un par de raciones de marcha: A la cima. Un frío que no daba tregua con una sensación térmica de -30º C y mis pies lo captaban con mucha rapidez, acelerar era la única misión, llegar lo más rápido posible a la cumbre, el objetivo.

Desde los 5200 a los 6300, sin descanso mi corazón palpitaba tan rápido como podía, mi cerebro siempre claro, pensando en mi familia, lo lejos que están de mi, la falta que me hacen sus palabras de ánimo, pero sabía que no era momento de llorar, sino de esforzarse y llevar el cuerpo a los limites que la física permite. Pulsaciones a 170-180 a partir de los 6500 msnm, el frío no amainaba, y el viento era su mejor ayudante con ráfagas de 50-60 km/h. Subiendo a la cumbre con acarreos eternos, un paso corto por el glaciar, y me perfilo al anhelo la cumbre. Siempre en solitario la mente juega de manera muy intensa siempre pensando en los peores eventos que pueden ocurrir…

¿Y si me pierdo, y si no llego a cumbre ?. ¡Afuera incertidumbres! Entre más subía mejor se sentía mi cuerpo, nunca fui tan lúcido. 6700 msnm hago un giro a la izquierda y veo el hermoso cráter del volcán, y una enorme pared que te deja sin aliento al ver lo imponente y magnífica de la belleza de la naturaleza, sin dudarlo un instante enfilé directo hacia la zona de escalada, unos 40 metros de suelo técnico con rocas que terminan en un acarreo y una escalada de aproximadamente 4 metros, para girar en otra diagonal para llegar a cumbre. Sin arnés me amarré de una cuerda a la cintura la cual seria mi línea de vida, y con las manos y los pies a escalar, subí con los brazos cansados, pero con la ilusión cada vez era más cerca, unos 6 metros por el filo ayudado de igual manera por cuerdas ubicadas en la zona y de repente, la cima estaba a mis pies.

Veo mi reloj marcando 4 horas 20 min desde que salí desde el campamento base Atacama 5200 m hasta la cumbre con 6893 msnm, me comunico con el CB, donde se encontraba mi equipo de montaña, “Atentos, atentos, Luis Ovalle en cumbre” Muchas voces de felicitaciones, un par de fotos para inmortalizar la maravilla de estar allí arriba, recordé todos los días de entrenamiento previos en la alturas en los que corría 15km diarios para adaptar mi cuerpo a la deuda de oxigeno, y diablos, que sirvió.

Muchos pensamientos hermosos en mi mente, la maravilla del paisaje, “podría vivir acá arriba”, pero el frio en mi mano termino con esas ideas. Que se venga el descenso. Desescalé de una manera no muy técnica pero rápida, la sección trabada hasta el cráter dificultaba la bajada. Después ingresé al acarrero. Corrí tan fuerte como mis pies lo permitían atados a mis maravillosas botas de montaña, pesadas pero una necesidad ineludible para proteger mi pies. Enfilé la maquinaria hacia el  acarreo, cada paso era mas liviano que el anterior, la alegría del deber cumplido estaba a flor de piel, mil emociones por mi cuerpo y mi mente, divisaba el refugio Tejos muy pequeño a la distancia, que me jalaba de manera mágica hacia su morada.

Un paso por el glaciar y los penitentes, todo muy rápido. El cuerpo funcionaba a tope a los 6500 msnm. “Qué maravilla”.

Con el refugio cada vez mas cerca pensaba en mi madre y mi familia. “Que bueno sería que estuvieran cerca, solo quiero un abrazo y sentir que alguien se preocupa por mi”… Después de 4 km de acarreo intenso aterrizo en el campamento base de Tejos, un montañista sale a recibirme, Daniel Lorca,  me fundo en él con un fuerte abrazo, como si lo conociera de toda la vida,  no podía contener el llanto. Lloré por un minuto como cuando un bebé ve la luz por primera vez. Él también lloró. Vaya que descargué mis emociones, quizás el abrazo más maravilloso que he recibido en mi vida, me lo ha dado un montañista. Después de registrar mi nombre en el libro, y las palabras de aliento, me quedaban unos 3,5 km a campamento base de Atacama; con todo por otros 35 minutos de descenso a todo vapor. A mis amigos del club Leones de Montaña me los encontré en el camino. Mucho aliento, abrazos a la carrera, porteaban su equipo para atacar el día sábado. La celebración sería otro día. Encaminé mis últimos esfuerzos, para llegar al campamento base Atacama.

Después de 5 horas 53 Min, la misión fue completada con satisfacción: Cumbre en solitario al volcán mas alto del mundo 6893 msnm, con mucho más corazón que piernas, con mucha más pasión que físico… Nunca dudé en mis capacidades, siempre he recordado las palabras de un buen amigo, “eres la persona mas fuerte en la montaña que he visto”, a veces lo creo, otras no, pero siempre me motivan a seguir adelante.

Regresé al campamento, con mucha energía, con ganas de hablar,  pero estaba vacío, las emociones se habían quedado en el camino. Así que no me quedó otra que caminar, elongar y comer, sentarme a admirar la majestuosa montaña de los Ojos del Salado.

Esta vez la conquista fue mía, sin lugar a equivocarme la batalla más dura que he dado en mi vida, una experiencia fenomenal. Hoy dejo el registro para que exista un precedente, no para vanagloriarme, ni alimentar mi ego, solo para que muchos y miles mejores corredores que yo, puedan tener una referencia y mejorar estos registros.

¿Existe alguna diferencia entre el corredor de montaña y el montañista? si es así que alguien me lo explique.