Daniela, ¿Tienes experiencia de montaña?

Como andinista no, mis padres de niños nos llevaban a las montañas, pero no había hecho cursos como tal. Mi primera experiencia hace dos años, fue ascendiendo el Volcán Cayambe (5.790 msnm Ecuador). En este ascenso particular cuando me puse los crampones, fue muy emocionante; era tanta mi alegría que empecé a subir muy rápido, encordada a mi compañero, un tipo muy grande, yo le jalaba la cuerda, porque no tenía idea de nada y le decía “vamos, vamos, vamos”, porque era tal mi exaltación al ver que amanecería, y no quería perder ese momento. Nico, el guía, me calmaba para que fuera más suave. “Él al ver mi exceso de energía y que la ruta era segura hacia la cumbre, me sacó la cuerda, y me dejó ir sola, ellos me alcanzarían después. En ese instante, sólo corrí… estábamos a 5.500 msnm, fue ahí cuando el Nico me quedó mirando y me dijo: “deberías pensar en batir el récord del Aconcagua”. Para mi ese momento fue hermoso, que un amigo te diga algo así, es como un sueño… En los personal  admiro a Fernanda Maciel, (actual record del Aconcagua), y la sigo, es una gran deportista.

Después, Nicolás me sugirió que por el momento pusiera todas mis energías en el Ultra que se aproximaba, Ultra Paine 80K (carrera desarrollada en la Patagonia Chilena – mes de septiembre-). Postergando así el proyecto del Aconcagua. Debía entrenar planos y velocidad, ya que esta carrera se caracteriza con ser rápida por tener lomas suaves, y en lo personal estoy acostumbrada a correr en cuestas.

En Diciembre es cuando le pongo el ojo de nuevo al techo de América. Nicolás me guía a muchos cerros de alta montaña, y los amigos del club también. En realidad admito que yo veía lo que ellos hacían y sólo seguí órdenes. Aproveché de generar aclimatación y a su vez ganar experiencia. Hice varios cerros de altura importantes como el Chimborazo (6.268 msnm), Cotopaxi (5.897 msnm) entre otros. Ahora podía decir que tenia un poco más de experiencia en montaña.

¿Hiciste un intento previo?

Si… El 19 de Enero estábamos en Campamento Mulas, nos quedamos a dormir y estuvimos intentando cumbre desde allí, a 6.500 msnm. a  eso de las 14 horas estaba pronosticado una tormenta de nieve, entonces Nico sugirió no seguir, ya que no tenía sentido arriesgarnos, aún quedaba tiempo para realizar dos intentos. Fue en efecto una decisión inteligente porque se puso a nevar muchísimo, como nunca el Aconcagua presentaba nieve desde muy abajo,  el Nico tuvo que abrir  camino, recuerdo que en un momento la nieve le llegaba a la altura de la rodilla, fue muy duro. Nos demoramos 6 horas de Mulas a los 6.500 msnm. Justo en una zona cumbrera que se hace una travesía, tuvimos que bajar y la verdad es que eso me desanimó.

El 20 de Enero regresamos a Mulas, y  el 21 bajamos a dormir a un hotel para recuperar fuerzas, donde acumulamos  3 días de descanso, para así el día 26 alrededor de las 01:00AM intentamos una vez más llegar a la cima. Eso fue un viernes y fue duro duro, porque comenzamos temprano, llegando después de 04:54 hrs a Mulas. El plan era; Mulas – Cumbre, que no se pudo hacer por vientos de unos 75 K/h y una temperatura de -35ºC aproximadamente, pero  el verdadero problema fue que no podía moverme, el viento era  demasiado fuerte, era una locura ver como se levantaba la nieve y sentir ese dolor que provoca el viento golpeando tu cara con cristales de hielo, ¡eran como mil agujas!…

Fue duro. Nuevamente en la zona de la travesía debimos volver. Se me cayeron las lágrimas porque ahora mirábamos el calendario y ya no quedaba espacio para un intento. Nico se iba el 31 de Enero. Entonces, bajamos y en un momento sólo me senté y conversamos. Le dije, “Nico, aún nos cabe un intento, tengo fuerzas no estoy fatigada… intentémoslo otra vez”.Bajamos a dormir a Mulas para reponer fuerzas, pero Nico se quedaría más arriba esperándome y yo comenzaría sola, por lo tanto acordamos que el 30 intentaría una vez más al ascenso íntegro.

Ese 27 bajé muy lento para conservar energías, fue una caminata de 9 horas. En esas horas iba repasando la ruta en mi cabeza para no perderme. Sucede que Nico quedaría más arriba recogiendo equipo de apoyo. Por eso la importancia de yo tener clara la ruta, ya que haría un tramo, de noche, cansada y sola. Además. como tenía tiempo, pensaba; “Bueno, ¿qué es lo que tenemos que aprender? Por algo el Aconcagua no nos deja Subir…”. Llegué a un sector llamado Confluencia y fue la primera vez que la cima se veía totalmente despejado. Nunca lo había visto así antes, porque el clima previamente no era de lo mejor.  Entonces, al mirar arriba tuve por primeravez esa sonrisa de montaña, que todo estaría bien, y dije “creo que ahora sí, ahora sí va a ser”. Con fe descansé y bajé, pude ver mensajes de ánimo de gente cercana. Ellos creían que no lo intentaríamos más, pero les di la noticias que quedaba aún un intento por pujar.

¿Cuando hiciste el ultimo intento?

Fue el 30 de Enero en la madrugada. Sin dormir mucho por los nervios: Pensaba que pasaría si me caía… Ese fue el día que más repasé la ruta en mi cabeza. De la primera sección que habíamos hecho (4:54 horas), lo hice en 4:16 horas, ¡Fue impactante!. Cuando llegué donde estaba Nico, él todavía estaba saliendo al baño. Me vio y dijo “¡Dani! Estás muy temprano. Ya, termino de alistar las cosas y te alcanzo”  salimos a las 5:30. Subimos, subimos y subimos. La luna estaba casi 100% llena que me iluminaba el trayecto. Donde termina la sección más tediosa, la luna se puso detrás del cerro. Fue súper chévere. Me encontré con gente de la agencia Aconcagua Visión y me dieron desayuno, ahí me cambié de equipo y comí bien. Seguimos subiendo. En Nido de Cóndores(5.400 m.s.n.m aprox.) recuerdo se nos congeló toda el agua y ya teníamos que ponernos los crampones. También allí había una carpa con unos jóvenes que nos dieron agua caliente, pan con huevo, y té. Comenzaron los vientos y mis manos empezaron a doler de frío. Llevábamos 2 horas de ventaja comparado con los intentos previos, más o menos a 5.600. Al menos ahora todo fluía.

Llegamos por fin a los 6.500 msnm, donde siempre nos tocó regresar. Desde acá todo era nuevo para mi. Viene un sector llamado la cueva, otra travesía casi al final y ahora por fin siento de verdad el mal de altura, donde me faltaba tanto el aire que tenía que inspirar muy profundo para meter oxígeno a mis pulmones. Me sentía cansada. Me sentaba, me levantaba y me faltaba el aire. Caminaba… de nuevo necesitaba otro descanso, todo lo anterior por una mala ventilación. Pensaba que no quedaba nada: Mentira, son los 400 metros más duros de la vida. Parecía otra montaña más. Faltaba poquito…” llego a  la cumbre y lo primero que hice fue mirar al lado derecho, y veo la cara sur del Aconcagua. Es un monstruo, fue tan  impactante que exploté en llantos. Estar en lo más alto de América era como… No lo puedo creer, en el punto más alto”. En un momento me olvidé que había roto la marca de ascenso más rápido… Fue muy emocionante. Nos tomamos la foto de rigor y enseguida a bajar. Eso fue más fácil, el cuerpo empieza a responder mejor cuando pierdes altura y tienes más disponibilidad de oxígeno.

 Con una altitud de 6960,8 msnm.

Cumbre Aconcagua

A las 12 horas estuvimos en la cumbre (Horcones – cumbre) e hicimos 3 horas de bajadas hasta Mulas, en total 15 horas exactas pude llegar a campamento. Ahí los cocineros me ayudaron con un huevo frito… Recuerdo que ahí demoré mucho, como media hora comiendo.

¿Por qué demoraste tanto?

Por lenta, confiada, conversé y se me escapó el tiempo, pero pues, como había tanto tiempo de ventaja, me relajé un poco. Ya en Mulas tenía  las piernas pinchadas y quizá por eso demoré también. Era normal después de los intentos previos, el cuerpo ya estaba fatigado.

Al llegar a Horcones estaban los guardaparques y sí, ahí terminamos por fin haciendo 20 horas con 17 minutos. Menos 2:35 minutos del récord anterior y ya, pues. Fue muy emocionante. Aún no creo como el cuerpo resistió tan bien la altura… Sí, estuvo chévere.

¿Cuál fue tu momento más místico?

Creo que rescataría dos momentos opuestos:

El primero es el momento en decir que no, no hay que seguir, ese momento de renunciar a un sueño, ese momento donde te cuestionas lo que es más importante: Tu seguridad o un proyecto. Ese momento que dices caray, tienes la meta a 400 metros pero dices que es mejor cuidarse y respetar a la naturaleza. Ese momento fue el más difícil.

Y el segundo momento es el más hermoso, que es la cumbre. Es todo, donde sientes de verdad felicidad pura. Son minutos o segundos, pero lo que sientes ahí es tan profundo que después de dos fracasos, ahora estoy aquí.

¿Quiénes conformaron tu equipo humano?

Matthieu, mi novio quien me acompañó a todas las cumbres anteriores. El fue mi cordada, el que me acompañó a todas.

Mis amigos andinistas que me llevaron al cerro.

Soledad, mi socia de trabajo que me ayudó con mis días ausentes en el trabajo.

Mis amigas dando aliento cuando las fuerzas flaqueaban.

Mi padres y mis hermanas, una de ellas que es mi nutricionista.

Nico, que fue el que plantó el bicho del intento de récord.

¿Vienen a Chile?

Sería bonito. Sé que hay una montaña linda llamada Ojos del Salado la tengo en mi listado y quizá correr Ultra Fiord que me da miedo por el frío, pero después de lo vivido creo que estoy más preparada.