Adrian, felicidades por tu glorioso triunfo cerrando tus primeras 100 millas.

Cuéntanos, cómo te llamas, qué haces laboralmente y cómo te defines siendo un corredor de montaña.

Hola!, me llamo Adrian Gambetta Fuentes y si bien, universitariamente me formé como Químico, laboralmente me dedico principalmente al desarrollo web, marketing digital y en menor medida me desempeño como terapeuta de Reiki y Coach Ontológico.

Como corredor de montaña, y como persona, me definiría de aquellos que buscan probar sus límites, buscando nuevos escenarios, nuevos formatos y cierta dosis de incertidumbre.

¿Practicas otras disciplinas?

Sí, principalmente montañismo (en el Club Andino Leones de Montaña), algo de escalada en roca y desde hace unos pocos meses Kung-fu.

Ultra Fiord 2016 – 100 K

¿Cómo lo haces en una ciudad como Santiago para entrenar y trabajar?

Soy trabajador independiente, lo que tiene ventajas y desventajas. La principal ventaja es que brinda mucha flexibilidad en mis horarios de entrenamiento, me puedo permitir, por ejemplo, comenzar a trabajar un poco más tarde y entrenar en la mañana sin tener que levantarme excesivamente temprano; como aspecto negativo, no todas las semanas son laboralmente igual de demandantes, por lo que hay períodos en los que no puedo entrenar todo lo que quisiera.

Otro aspecto que condiciona mucho mis entrenamientos es que padezco de periostitis tibial crónica (desde los 16 años). Actualmente entreno 3 veces a la semana en KRunners, 3 veces a la semana practico Kung-fu (que ha resultado ser un muy buen complemento deportivo) y el resto de los entrenamientos que hago son principalmente regenerativos.

A diferencia quizá de la gran mayoría de los Trail Runners, los fines de semana los uso para recuperar (cuidando mi carga de entrenamiento, para no llegar a un nivel de molestia en mi periostitis que me obligue a hacer una pausa) o practicar otras disciplinas. Hace casi año y medio que no hago un entrenamiento largo.

La lección para mí ha sido muy clara; aunque no dispongas de las mejores condiciones para entrenar, si te mantienes constante, los resultados, llegarán.

¿Cómo se llama la carrera donde pudiste entrar en el estatus de corredor de 100M? Cuéntanos brevemente de esto…

Comencé a visualizar que correr 100M estaba dentro de mis posibilidades luego de participar en la primera edición de La Gran Travesía de LSE. No por haber tenido una participación satisfactoria en una carrera compleja como lo es LGT, si no que, al contrario; nada ocurrió según lo que había proyectado y planificado para ese evento y sin embargo, logré terminar la competencia pese a todos los imprevistos y errores que cometí. Me sobrepuse a mis límites físicos a base de fuerza de voluntad y determinación. Unas semanas después ya buscaba, secretamente, opciones de carreras en las que poder probarme como 100 millero.

¿Crees que fuiste lo suficientemente preparado para el desafío?

Mi objetivos principales para éstas primeras 100 Millas eran dos: terminar dignamente la carrera y disfrutar lo más posible. Para poder disfrutar una carrera es necesario entrenar, para terminar dignamente 100M se debe entrenar mucho!, pero además, se necesita experiencia y mucha concentración. Respondiendo la pregunta, sí, fuí suficientemente preparado. Sin duda la preparación pudo ser mayor, pero desde el momento en que decidí inscribirme, hasta el día de la largada, hice todo lo que estuvo a mi alcance para mejorar mi rendimiento.

Si tuvieras que rescatar un aspecto de tu ser que te hace un ultra, ¿cuál sería?

Soy una persona optimista y algo cabeza dura. He leído en reiteradas ocasiones como pueden afectar los aspectos sicológicos en un ultra y como los pensamientos negativos pasan por la mente de los corredores en los momentos más difíciles, llevándolos a abandonar. Y, si bien, he tenido momentos físicamente muy difíciles en carreras de ultra distancia, hasta el momento nunca he tenido que enfrentarme a mis propios pensamientos. Cabeza dura porque cuando afronto alguna adversidad busco una u otra manera de continuar, como sea, abandonar es un pensamiento que nunca se ha cruzado por mi mente en una competencia. Soy consciente de que es importante aprender a decidir un abandono, es una lección que tengo pendiente.

Adrián, cuéntanos, ¿por qué elegiste UTACCH para correr tus primeros 160 kilómetros?

Retiro de Kit, el día anterior a la competencia.

Cuando escuché sobre UTACCH por primera vez (hace algunos meses) e investigué un poco la carrera, las primeras fotos que vi me llamaron mucho la atención. La sierra de los Comechingones era un paraje distinto a lo que había conocido hasta ahora, la carrera era relativamente cerca y varios amigos de KRunners competirían en ella. Además, las carreras en Argentina tienen fama de tener buenos puestos de abastecimiento, lo que añadía una garantía para estas primeras 100M y, para ser sincero, el desnivel me parecía poco para la distancia que correría (+5500 que según mi reloj resultaron ser un poco más de +6300), finalmente, y como suele suceder, la ruta presentaría algunas sorpresas y dificultades que no tendría contempladas.

Han pasado algunos días y las cosas ya han tomado forma, cuéntanos, ¿cómo fue tu mente y tus sentires pre y durante carrera?

Los nervios y la ansiedad aparecieron unos pocos días antes de la carrera (llegando incluso a dificultar el sueño) y desaparecieron por completo el día anterior. Una vez en la línea de meta, antes de partir, me sentía inusualmente tranquilo.

Estratégicamente dividí la carrera en tres, los primeros 55 Kilómetros (que tenían el mayor desnivel) los corrí conservadoramente, muy concentrado en el ritmo, el control de la fatiga corporal, hidratación y alimentación.

Luego, la verdad, es que me dejé llevar. Corrí los siguientes kilómetros a sensación, apretando el paso, perdí la noción de los kilómetros y del tiempo… disfrutando la ruta y las vistas nocturnas (la vista desde la cumbre del Champaquí – 2790 msnm – era increíble, luces de ciudades y poblados en todas las direcciones y hasta donde llegaba la vista). Pero este segundo tramo era mucho más complejo de lo que había imaginado y poco a poco las largas bajadas técnicas, la dureza de los senderos y los kilómetros acumulados empezaron a hacer lo suyo.

Alrededor del kilómetro 80 choqué con “el muro”; quería correr más rápido, pero mi cuerpo en cosa de kilómetros dejó de acompañarme y junto con la disminución del ritmo apareció una sensación de impotencia, comencé a ver como se alargaban las horas de carrera y empezaron a hacerse evidentes otras dolencias… irritación e inflamación de pies, malestares estomacales y agotamiento mental, los siguientes 30 kilómetros serían los más difíciles, pero sabía que una vez en el kilómetro 110, comería bien y repondría fuerzas, con ese pensamiento en mi mente avancé uno a uno cada kilómetro, algunos muy lentamente y a ratos, solo concentrado en dar el siguiente paso. La carrera era mucho más dura de lo que había imaginado.

Me tomé con calma el descanso antes de afrontar el último tercio de carrera, curé mis pies, comí comida de verdad y por unos pocos minutos me olvidé de la competencia (un merecido descanso mental). Luego, salí a afrontar lo que venía, 1 Km más de desnivel positivo en los siguientes 15 Km y la meta comenzaría a verse cerca.

Por el kilómetro 130 apareció un pensamiento en mi mente y cada vez con más fuerza… “…Quiero llegar…”. Comenzaba a caer la segunda noche y luego de una última subida pude ver las luces de Villa Yacanto (La Meta) a lo lejos, restaban solo 25 Km que eran en su mayor parte bajada, comí un poco, descansé un par de minutos y me dije a mi mismo… “Aún puedes correr”.

En 35 horas pasan muchas muchas cosas y la mente cruza por muchos estados; frustración, calma, excesiva concentración, ansiedad, inquietud, sensación de soledad, alegría repentina … Pero lo que sentí en esos últimos 25 Km … fue cercano a la euforia, todos mis dolores desaparecieron, hasta finalizar la carrera corrí casi sin detenerme como hipnotizado por las luces, que se veían cada vez más cercanas.

¿Cuál fue la distancia máxima que habías hecho antes?

100K, en cuatro oportunidades distintas (La Gran Travesía, Patagonia Run, Ultra Fiord y el circuito O de Torres del Paine). Cada una fue una experiencia muy distinta y en cada una cometí distintos errores y por consecuencia conllevaron diversos aprendizajes (errores, los he cometido de todo tipo, alimentación, hidratación, ritmo, equipo, etc)

¿Cómo cierras el proceso de tus 100 millas, ¿qué sentiste al cruzar la meta y cómo lo vives ahora que estás de regreso en casa?

Cuando te planteas un nuevo objetivo, más allá de lo que has hecho hasta ahora, comienzas a soñar con cumplirlo y sacrificas varias cosas en pos de cumplir este sueño; personalmente, los que más me cuestan son los sacrificios sociales.

Es difícil describir lo que sentí al cruzar la meta, muchas emociones desatadas en un único momento… admiración y gratitud hacia la vida y la creación, orgullo por el sueño cumplido a base de esfuerzo, dolor y sacrificios, una alegría que pareciera no caber en tu cuerpo (y que permanece por días), sensación de fortaleza y vulnerabilidad simultáneas y la tranquilidad de poder, por fin, relajar tu mente y tu cuerpo.

Varios días después de las 100M lo que prevalece son los kilómetros más sufridos, los kilómetros más disfrutados y la gratitud hacia quienes me acompañaron en la partida y quienes me esperaron en la línea de meta (y transportaron lo que quedaba de mi hasta el hostal).

Pero prevalence también un único y sencillo pensamiento… Quiero volver a correr y quiero hacerlo mejor.

¿Qué consejos darías a las personas que van por sus primeras 100 millas en el Endurance Challenge u otra carrera que se venga pronto?

Si vas a correr tus primeras 100 millas, muy probablemente la mayor distancia que has corrido hasta ahora son 100 o 110K. La diferencia de horas en carrera entre 100K y 100M es muchísima y algunos aspectos como la gestión del sueño y la inflamación de pies y articulaciones se transforman en determinantes, algunas de estas condicionantes quizá te serán desconocidas en la magnitud en que las enfrentarás en 100M, atiende estas dificultades cuando comiencen a aparecer (e idealmente antes de ello) para postergar lo más posible el momento en que se vuelvan una molestia irreversible que termine afectando tu ritmo y concentración.

Sé consciente de que en 100M siempre habrán dificultades inesperadas que tendrás que enfrentar, cuando estos escenarios imprevistos aparezcan, tómalos como parte de la carrera, pues lo son.

Aprovecha los drop-bags como puntos que te permitan tomar ciertas decisiones. Distintos tipos de prendas, para que puedas elegir que ropa ponerte dependiendo de las condiciones en que te encuentres o de como hayan cambiado las condiciones climáticas, distintos tipos de alimentos y alguna recompensa por haber llegado hasta allí.

Nuestro cuerpo se adapta constantemente al medio y exigencias a las que lo sometemos buscando siempre mantener un equilibrio, pero una vez perdido el equilibrio, puede tomar muchísimo tiempo y kilómetros (sobre todo en carrera) volver a este estado. Cuida rigurosamente tu ritmo, abrigo, alimentación e hidratación.

Y a disfrutar !