La competencia parece algo cada vez más insustancial. Cuando escucho las palabras “Ultra Paine” se me viene una oleada de sentimientos amables que acongojan mi corazón. Me hundo en suspiros y un placer tranquilizante embebe mi espíritu.

Muy pocas veces recuerdo que el año 2018 gané la general de los 80 K. Más lo recuerdan personas cuando hablo con ellas que yo mismo. No quiero decir que no es importante ganar una general, fue una bendición puntear la meta de un ultra, pero por lejos me quedo con los sentimientos que la montaña me da. Nadie va a recordarte por haber ganado tal o tal carrera, eso pasa, las métricas son batibles, otro tomará tu lugar y te desplazará en la historia. Pero los recuerdos, los sentires, las cosas que te abrieron nuevas ventanas, son lo que moldean el espíritu, la mente, nuestra moral y finalmente, nuestro actuar.

Ultra Paine es una carrera que llevo corriendo por años. Es fácil repetirse Ultra Paine porque tiene posicionamiento en una de las bellezas naturales más famosas y queridas por la humanidad; La cordillera Paine con sus tres torres de roca granito, además del cerro Almirante Nieto, sumado a lo cuernos del paine con sus crestas negruzcas, con sus valles intermedios, culminando con la prominencia más alta de todas, el Paine Grande que siempre se impone con sus hongos somitales por la alta pluviometría de su cumbre producto del glaciar Grey que lo baña por su lado Oeste.

Al final, las personas que viajamos, en algún momento llegaremos a la encrucijada de ir a ciertos lugares porque es inconcebible no verlos en persona. El Parque Nacional Torres del Paine es quizá el hito primero en ese listado de lugares por visitar, más aún si eres chileno.

 Es que Chile está lleno de ofertas de carreras de trail running. Pero son pocas las carreras como Ultra Paine que pueden caer en la calificación absoluta de bellas por el paisaje donde se tiende el telón del circo de gladiadores que serpentean por senderos hechos por los animales que habitan su zona.

Hay distancias cortas para principiantes hasta la distancia mayor, que abarca 80 kilómetros, comenzando en el poblado de Cerro Castillo, nombre en honor a un cerro del mismo nombre. Un poblado que vive principalmente de la ganadería, auténtica forma de surgimiento económico moderno en todas las locaciones que se establecieron y prosperaron en la región de Magallanes. Hoy, Cerro Castillo vive también del turismo, y sorprende que en su rotonda antes de entrar a la villa, tiene una tienda de artesanía fina de punta, además de los típicos souvenirs, tiene además libros que tratan todos de la patagonia con un abanico atractivo, es imposible no salir de la tienda con algo en las manos.

Es sorprendente como en un poblado tan simple y pequeño uno pueda encontrar cosas tan importantes, incluso, mejor montadas que en ciudades más grandes. Pero Cerro Castillo no es solo eso, además de la ganadería, de sus fiestas de jineteadas, donde celebran argentinos y chilenos, Cerro Castillo tiene un hotel gigante. Un hotel nostálgico porque es una casona típica de estancia de la primera mitad de 1900, cuando la ganadería llegó al apogeo de su crecimiento. Las habitaciones cómodas pero no ostentosas, con detalles melancólicos como los espejos que son marcos reales de lo que fueron antes ventanas de esas casonas de los baqueanos y también de los dueños de estancias de miles y miles de hectáreas. El mejor lugar para pasar la noche anterior a la carrera, es el Hotel Estancia El Ovejero Patagónico.

No supimos si fue por lo íntimo del hotel (a pesar de ser un hotel gigante) que el recepcionista detecta que somos corredores y lo primero que nos pregunta es a qué hora queríamos el desayuno, que el hotel se adaptaría a nuestras necesidades. Impactados, le decimos que nos diera el desayuno a las 3 de la mañana y sin chistar, agendaron todo. Nunca antes un hotel nos hizo las cosas tan perfectas. Para remate, al ir al comedor, hay una par de personas y una de ellas nos sirve huevos frescos revueltos para complementar lo que ya previamente estaba servido para nuestra nutrición madrugadora. Comemos con otros corredores para despedirnos y quedar de vernos hacia las 6 de la mañana, que era la hora en que largaba la carrera.

Ultra Paine lo tiene todo como pocas carreras en el país: Tiene geografía y fauna, historia, drama y por sobre todo, una sobredosis de trail running de rapidez.

Terra mater (Madre tierra)

La geografía se explica por sí misma, con cerros de diferentes minerales, ríos gigantes que vienen de hielos milenarios, chorrillos donde beben aguas las aves y otros animales, además de los valles preciosos donde de vez en cuando se forman vegas, que en la época de la carrera están verdes a más no poder por los deshielos, tiene vida por doquier, pues es la época de parición de muchas especies, plagado de vuelos de cóndores y del avistamiento de pumas (un corredor de 30 K tuvo un encuentro cercano en la versión 2019), Ultra Paine sube por un kilómetro vertical donde el año 2018 nos tuvo con nieve literalmente hasta las rodillas, en la versión recién ocurrida, estaba todo tan seco que nadie podría creerme lo que vi justo hace un año atrás.

Historia y drama

Ultra Paine tiene historia y drama; porque en esa zona hubo hielo por todos lados, y cuando lo blanco se retiró, habitó el indígena Aonikenk, que fue desplazado por el hombre blanco cuando creó el concepto de estancias. Reemplazando guanacos por ovejas. Torres del Paine fue testigo del progreso económico de la región de mano de la carne de oveja, pero especialmente de la lana. Alrededor de ella crece una de las historias más ricas que el planeta haya visto, donde miles de libros hay escritos y donde hasta el día de hoy nuevas publicaciones literarias nacen, todo en base al hombre moviéndose por esa zona austral.

Ego curro (yo corro)

Ultra Paine, tiene trail running: Donde se concentra la cantidad de comunidad más grande es en el centro de chile, donde las montañas son particularmente duras, ascensos lentos y caminados, así como bajadas secas y resbaladizas, donde los fuertes pueden darle duro a los senderos y donde la media se ve obligada a caminar secciones; Ultra Paine y sus senderos están colocados en la zona que es aún estepa y que se interna en las lomas que contemplan la montaña escarpada imposible de las torres verticales, haciéndola una carrera mucho más corrible de lo que estamos acostumbrados en chile, y que por lo mismo, es una carrera rapidísima donde el nivel de competencia se eleva para los que pueden efectivamente correr mucho, no solo por pendientes sino por sus secciones de falsos planos; Ultra paine es una carrera rapidísimamente – divertida con vistas a las montañas más bellas y a glaciares del campo de hielo sur.

Es por todo lo anterior, que disfruto tanto correr Ultra Paine 80 K. Es una distancia perfecta, no es tan corta como lo son los 50 K que igual son aún muy explosivos y a la vez no es tan larga como 100 K que después quedas extremadamente agotado post carrera donde disfrutar del resto de la región sería algo incómodo.

Sé que si voy a Ultra Paine, probablemente me tocará despejado, que en el vuelo desde el norte podré ir mirando los siempre impactantes Campo de Hielo Norte y Campo de Hielo Sur. Sé que manejaré desde Punta Arenas a Natales por la pampa patagónica para ir camino a los glaciares donde terminaré en la progresista ciudad de Natales, sé que terminaré ahora, en Cerro Castillo para hospedarme en un rico hotel junto a la chimenea y disfrutando de la buena comida local, para desayunar de lo mejor, caminar a la línea de partida y dedicarme a disfrutar de correr por esos senderos estancieros de ovejas mientras voy cada vez más cerca hacia las esculpidas montañas erguidas verticales talladas por la aguda y densa nieve milenaria. Esto es lo que sé que pasará en septiembre y por tanto me emociono por ir a correr una vez más Ultra Paine.

Por la repetición es que he podido saber, nutrirme de los “por qué”. Por cuestionarme lo que veo es que puedo entenderlo y cuando logro entenderlo es que puedo darle cariño y eventualmente amor (conocer lleva al amor).

Ieiunium (rápido)

La versión más dinámica que he visto ocurrió este 2019: Rápida, divertida, con partes con harta agua, variada y desafiante. Ultra Paine siempre tiene algo que decir.

Me atrevo a decir que Ultra Paine deben ser los 80 K más lindos del país, pero quizá también los más amables en términos de que no son técnicos, pero sí desafiantes porque los ritmos son demoledores. Todo esto con el fondo más dramático que uno en el mundo puede ver, contemplando la 8ª maravilla del mundo.

Ultra Paine lo tienen todo como pocas carreras en el país: Tiene geografía y fauna, historia, drama y por sobre todo, una sobredosis de trail running.

¿Quieres correr unos 80 K de los más bellos del mundo?

¿Quieres que tus primeros 80 K sean inolvidables en todas las formas posibles?

¿Quieres sentir lo que es correr y volar por senderos amables y protegidos?

No lo pienses más porque te prometo, esta es tu carrera: Ultra Paine.

Nos vemos el 2020.