Correr una carrera dice que tendrá 80 kilómetros con 5.500 metros de solo escalada, sabes que estás a lo más cercano a un Sky Running como las carreras de Europa, entonces, sabes que la carrera es dura.

Crédito: @mattnmaynard / matt-Maynard.com

Pienso que una de las fuerzas que mueve al ser humano es el divertirse, y dentro de tal motor, desafiarse es una de sus variantes. Entonces, ¿Es divertido desafiarse?.

Santuario Cañi es uno de lo sectores más bonitos que he corrido en Chile. Lo hice hace algunos años, pero apenas corriendo 20 relajados kilómetros.  Siempre tuve presente regresas a ese lugar y poder conocer todas sus esquinas y senderos. Y así fue que pasaron 3 años hasta que se presentó la oportunidad de darle un giro al evento de Puelche Producciones.

 

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Ya es domingo, 01:00 A.M. y estoy preparando todos los detalles del equipo personal junto a Daniela Seyler. Su personalidad chispeante apenas cambia por lo que se nos viene adelante, pero logro percibir atisbos de expectativa por la jornada que se viene adelante. Ambos sabemos que esta carrera podrían ser los 80 kilómetros más desafiantes de todo Chile, y que terminarla sería ya un honor.

No recuerdo en qué momento, pero tengo la sensación que poco después de las 2 de la mañana apareció la garúa densa, tanto que la luz proyectada por mi linterna frontal se reflejaba en las gotas en suspensión, impidiendo la buena vista hacia cualquier dirección.

 

Emmanuel Salinas en las penumbras. Crédito: @mattnmaynard / matt-Maynard.com

 

Una de las primeras escenas que recuerdo fue cuando los punteros se perdieron en un lugar particularmente desprovisto de vegetación arbórea. A unos 40 metros de ellos, veo como me van dando la espalda y sus frontales hacen un halo en el agua del aire que les contornea las siluetas mientras van trepando por la montaña. Recuerdo haber pensado que no era un sitio que un fotógrafo consideraría estar para capturar imágenes, pero claro, ahí entendí que la naturaleza, incluso en lugares “poco estéticos” con cambios poco frecuentes del tiempo, puede darte bellezas incluso, en un peladero. Eran no más de las 3 de la mañana y estábamos mojados completamente. Nadie decía nada y decidimos compactarnos y trabajar en equipo para ver mejor las marcas de ruta.

Subida, subida, subida. Bajada, bajada, bajada. Todo de noche, negra como boca de lobo y nos era imposible ver muy adelante. Casi nunca pasamos por lugares planos y cuando sucedía, era un disfrute enorme desplazarse por unos senderos muy serpenteantes y amables. Si eran subidas eran más inclinadas de lo normal, si eran bajadas, también. Toda ganancia o pérdida de altura en el Santuario Cañi eran pendientes más agresivas de lo que estamos acostumbrados.

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Cuando llegamos a un puesto de control, nos confirman que los que íbamos punteros, mágicamente, ya no éramos los que llevábamos la cabeza. Sucedió que nos perdimos, y que tendríamos que volver para recuperar lo perdido. No nos queda otra opción mas que regresarnos mientras vamos masticando la frustración. Emmanuel Salinas no dice nada; se mueve sigiloso y a un paso firme como si apenas su existencia alterara el medio por el que se mueve. ¡Luego de 7 Kilómetros después y algo más de 400 metros escalados extras, estamos en ruta, por fin!. Después sabríamos que los que estábamos adelante más temprano estábamos ahora en la posición 15,16 y 17. En ese puesto de control nos quedamos algo más de lo esperable, supongo que cada uno de nosotros estaba evaluando en nuestro interior si seguir o no. Nunca viví la experiencia de ir punteando y perderme. Recuerdo les dije a los chicos que ahora entendía lo que se sentía extraviarse liderando la general. Ellos se rieron.

Tito Nazar cuando saben que están perdidos. Crédito: @mattnmaynard / matt-Maynard.com

Son las 5:30 A.M. y el cielo deleita con sus tonos adquiriendo un turquesa oscuro. “Viene el amanecer por fin”. Se tornaba agotador circunvalar entre tanta niebla húmeda y noche sin saber donde estábamos. Por esas horas evalúo retirarme, pero me digo a mi mismo “A quién engaño? Retirarme no es una opción así es que mejor deja de torturarte y termina la carrera, total, en el peor de los casos habrás hecho 87 K con 6.200+ … Algo épico”. Y vaya que fue una buena decisión, porque, como escribí previamente, la naturaleza sorprende de nuevo, y lo hacía con una explanada llena de araucarias: Fue una imagen maravillosa ver el tono del cielo de fondo… Era como si las reinas de esas tierras se erguían en el horizonte montañoso. ¿Seré yo que me siento súbdito visitante cuando paso por lugares colonizado por ellas hace miles de años por ellas?

8:00 A.M y el sol apenas puede de vez en cuando penetrar por la densa capa de nubes que comanda todo el sector del Cañi. Cuando nos toca escalar mucha vertical por esas paredes imposibles de correr, si mirabas a los lugares más abiertos podías ver el blanco de las nubes acariciando los árboles de las faldas de los cerros. Aquello era una satisfacción conmovedora para mis agitados pulmones que ya intuían signos de cansancio, todo enmarcado en el comienzo de una jornada que no llegaba aún ni a su mitad.

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Paso por un punto de control por el kilómetro 40 y no se me ocurre preguntar si es el Drop Bag (ahí tenía mi nutrición por el resto de la carrera esperándome para mi arrivo). La rabia me inunda al saber que no me quedaba azúcar para colocar en mi cuerpo. Eso sí, sabía que en el kilómetro 60 repetiría ese mismo puesto del kilómetro 40 en la marcha de regreso saliendo del sector La Oreja. Una desánimo más para masticar en la jornada para además adentrarme en el sector más perverso del Cañi; sendas nuevas y vírgenes, que por primera vez eran recorridas. El resultado de la fórmula dio una rudeza poco vista, rutas blandos e inmaculados, pasturas llenas de vitalidad y raíces inamovibles con cuestas tan duras como un kilómetro vertical, Todo allí incrustado en las montañas del Santuario Cañi, inmensos en la niebla incesante, lo único en lo que podríamos sujetarnos para seguir, era en nuestros espíritus inquebrantables.

Cuánta belleza junta en kilómetros y kilómetros de vegetación perfecta. Un silencio majestuoso, ríos magnánimos y de tierra fértil como ninguna otra. Tanta perfección en un solo lugar, esto es el Santuario Cañi… Se me vino a la mente cuando Luis “patagón” Soto comentó en la charla previa a la carrera que  “El Cañi es conocido por su energía ancestral, es el sendero que el Toqui utilizaba para reencontrarse con su otro yo. En mapudungún su significado más profundo es Visión que Transforma.” … Visión que transforma.

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Los ultras… Los ultras tienen la facultad de transformar. Cuando los límites son empujados, hay más posibilidades de agrandar los márgenes del espíritu y la mente. El Cañi ha transformado a los que terminaron los 80 kilómetros. Hoy muchos sabemos de nuevos límites, sabemos algo más de rudeza, pero también sabemos que lo rudo puede tener la visión más perfecta de la naturaleza. Ahí, donde los nativos buscaban la sapiencia, el fin de semana recién pasado, tuvimos la fortuna de sentir el pulso de la montaña llena de vida; vida desde el cielo mismo hasta bajo la tierra profunda. Ni un solo centímetro del Cañi está muerto, todo está danzando con lo que le rodea en una danza cósmica inigualable.